... y con él han llegado nuevos proyectos.
El dabadaba tenía unas sillas preciosas pero bastante estropeadas que necesitaban restaurar, y eso hemos hecho. No es porque las hayamos hecho nosotros, o sí, pero el caso es que estamos encantados. Esperemos que a vosotros también os gusten, aunque la mejor manera de saberlo es pasarse a tomar un refrigerio y probarlas.